jueves, 23 de octubre de 2008

De mitos y mitomanías

Cristóbal Colón murió pensando que había llegado a Cipango (Japón). Algunos miembros de la nobleza inca se quedaron a vivir en España. Simón Bolívar no era el hombre espigado y musculoso de las estatuas y libros de historia. La primera constitución del mundo hispánico apareció en el estado de Cundinamarca (Nueva Granada).


No son herejías, son sólo algunas de las verdades que el tiempo ha cubierto en la historia latinoamericana.

En Madrid, durante la conferencia Historia y Mitos del Bicentenario, los historiadores Felipe Pigna (Argentina), Isabela Restrepo (Colombia) y Manuel Chust (España), se encargaron de diseccionar "la historia oficial".

"El primer gran mito es el Descubrimiento. Parece que la historia del continente comienza en 1492 desconociendo así 30 mil años de culturas. Hay que diferenciar los mitos de la mitomanía", comenta el historiador argentino Felipe Pigna, quien ha publicado numerosos libros y documentales sobre los mitos de su país.

"En algunos casos los mitos han servido como ficciones guiadoras. Se exaltan las virtudes de los fundadores en la creación de una nación o estado. Así ha ocurrido en todo el mundo. Tienen mucho de tragedia griega. Incluso en el siglo XX podemos ver casos como los de Evita o El Che, quien muere joven y bello en combate", agrega Pigna.

Aquellos superhombres

En el caso de los personajes de la independencia, Bolívar, San Martín, ha quedado un aura de superhombres tenaces y eruditos. ¿Realmente fueron así?


"Eran personas que leían mucho, que no tenían las distracciones actuales. Ahora bien, su relevancia también se debe a la importancia que se le daba al individuo como símbolo de unidad política. Está el caso de Bolívar cuando es coronado emperador en Bolivia", explica la historiadora colombiana Isabela Restrepo.

A través de la Universidad Externado de Colombia, Restrepo ha diseñado la Colección Bicentenarios que toca temas sensibles como los verdaderos motivos de la independencia.
"Uno de los grandes mitos es que las naciones americanas después de 300 años de despotismo español deciden independizarse. Es algo que se inventa para justificar la ruptura cuando en realidad era un tema de representatividad. Mientras España tenía 36 representantes en las cortes, América sólo tenía 9 y era un territorio mucho más grande. Los criollos querían mas", explica.

Además, agrega, "no se puede hablar de América Latina sin ver lo que pasaba en España. Las independencias comienzan cuando Napoleón entra a la península. A ello hay que sumarle las ideas de la Revolución Francesa: la república, la libertad...".

Laboratorio de naciones

En un mismo territorio, con una misma lengua y una cultura parecida, se comenzó a hablar de naciones. ¿Realmente existían? "El Estado inventa la nación.

El Estado colombiano, el argentino, el boliviano... Se inventa la nación a través de la educación, de la cultura, del ejército. Ahora bien, existían una serie de elementos comunes, la lengua, el folclore que le daban sentido al Estado", comenta el historiador Manuel Chust, vicerrector de la Universidad Jaume I de Castellón.

En ese sentido, Restrepo desmonta la idea de que América Latina se dedicó a copiar y pegar experiencias de otros países.

"No fue así. América Latina fue el gran laboratorio del mundo en la construcción de los estados-nación. Además, durante la conquista, cuando se discutía en España sobre la inferioridad de los americanos, uno de los argumentos era la falta de organización política. En el caso de Cundinamarca (centro de Colombia), los españoles se establecen sobre una forma de organización indígena existente, la de los Muiscas", explica la experta.

Lo indígena era casi invisible. "Se cree que los indígenas que vinieron a España no se mezclaron pero ya hay indicios de que la nobleza inca estuvo en la corte y que se mezcló", comenta.
Cundinamarca, es el nombre de un cacique. En esa misma región surgió la primera constitución del mundo hispánico en 1811, un año antes de la de Cádiz en España. "Se nutrió de lo que pasaba en Cádiz pero tenía elementos originales e inclusivos con las raíces indígenas", agrega.

Chust hace una acotación sobre los gritos de independencia:

"Más que gritos fueron procesos. Aunque los movimientos independentistas se dan entre 1808 y 1810, no hay ninguna declaración de independencia hasta 10 o 20 años después. También hay que aclarar que tanto en México como en Venezuela las tropas son derrotadas y que en Paraguay y Río de la Plata no se da una independencia como tal. Pasaron varios años para ello".

La resistencia de los mitos

Con la independencia también se firmó la desmembración del continente.

"Sí es verdad que perdimos una gran oportunidad de formar La Gran Nación Latinoamericana, tal como lo tenían previsto Bolívar y San Martín en el Congreso de Panamá que, por cierto, fue boicoteado por Estados Unidos e Inglaterra. Ahora bien dudo mucho de los supuestos fracasos que hemos tenido. Esa es una visión muy europea", opina Pigna.

Doscientos años después, los mitos sobreviven como la rigidez y temple que emanan las estatuas del prócer argentino Manuel Belgrano.

"Cuando revisé su vida me encontré a un intelectual, a un ecologista, no al militar que nos han enseñado toda la vida", puntualiza el experto.



Fuente BBC

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